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El pasado día 24 de septiembre, el Gobierno de España aprobó tras llevar a cabo un Consejo de Ministros, a propuesta del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO), la actualización del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima 2023-2030.

¡Te lo contamos!

El plan en cuestión, es una de las herramientas por las cuáles el Gobierno de la nación, pretende ejecutar sus políticas acerca de la transición ecológica y la transformación de la economía en una mucho mas descarbonizada, basada en la economía circular y amigable con el medioambiente, no obstante el plan ahora ha sido revisado y actualizado en lo que es sin duda, un aumento de la ambición del ejecutivo por aplicar y conseguir ese cambio.

Así, pues y tras recibir en el trámite de información pública, más de 12.000 aportaciones por parte de la ciudadanía y diversas organizaciones de todos los ámbitos y sectores sociales y económicos, que abarcan desde el mundo de la empresa hasta las ONG, el nuevo plan actualiza sus objetivos hasta hacerlos más ambiciosos, pasando de las ya de por sí numerosas 78 políticas y medidas a las 110 que contiene el nuevo plan.

Con todo ello, España que ya era uno de los grandes países europeos líderes en la transición verde, se convierte en un referente para toda Europa al plasmar la renovada ambición del Gobierno, en nuevas medidas y políticas que esperan reforzar los objetivos básicos ya establecidos y traer más cambios que mejoren la vida de la ciudadanía.

No se puede hablar de cambio y de efectos y acciones significativas de las políticas públicas si no hay dinero detrás, pues es en definitiva lo que permite los cambios y eso es algo que el Ejecutivo ha entendido y por ello ha estimado que el Plan contará con una renovada inversión que moverá aproximadamente 308.000 millones de euros, lo que supone un aumento del 27,80% (67.000 millones de euros) de la inversión prevista inicialmente, que se cifraba en 241.000 millones de euros.

Esa mayor inversión, esta prevista que suponga un aumento en el PIB de entorno al 3,2% más de lo que crecería el PIB español si no se aplicasen las medidas (lo que además es una aumento comparando la previsión del anterior plan de un crecimiento estimado del 1,8%), conllevando además la creación de mas de 560.000 puestos de trabajo y un ahorro en la compra de combustibles fósiles de 86.750 millones de euros.

En definitiva, en la perspectiva económica, el Plan se estima que consiga unos buenos resultados a nivel macroeconómico, aunque como con todos los datos, estos deben ser leídos con perspectiva y prudencia, pues son proyecciones en las cuales no se pueden tener en cuenta todas las variables que puedan acaecer en el futuro, para un mayor entendimiento se debe comprender que el cálculo del PIB (entre otras fórmulas que se pueden aplicar), se realiza de la siguiente manera;

PIB = C + I + G + X – M

Siendo C el consumo, I la inversión, G el gasto público, X las exportaciones y M las importaciones.

Concluyentemente, si bien es probable que el plan suponga mejoras macroeconómicas y un crecimiento de la economía, hay muchas variables que no dependen de la inversión directa que el mismo supone, por ser estos aspectos relativos al comportamiento de los individuos (como consumidores) y a las tendencias económicas globales que puedan afectar a exportaciones o importaciones.

En cualquier caso, el punto más relevante que trae el Plan en materia económica es la creación de empleos, pues no sólo se van a crear nuevos puestos de trabajo, sino que además los mismos se contemplan como puestos de alto valor añadido, directamente relacionados con los sectores de la industria o la energía.

En adición a ello, la reducción del gasto e importación de combustibles fósiles, aunque es cuantificable en euros, hay que considerarlo también como una política estratégica, pues se reducirá la dependencia del país con otros países terceros de los cuales se importan dichos combustibles.

 

 

A parte de los efectos económicos previamente expuestos, el plan actualiza muchos de los objetivos marcados relacionados con la electrificación de la economía, la producción de energía limpia y la reducción de emisiones de carbono.

En cuanto al refuerzo de los objetivos climáticos y energéticos, el nuevo Plan contempla una reducción de las emisiones de Gases de Efecto Invernadero de un 32% en comparación a los que se emitían en 1990, lo que supone un aumento del 9% con respecto al 23% que preveía el Plan anterior.

Esa mayor ambición con para la reducción de las emisiones de carbono, se verá acompañada de un incremento del peso de las energías renovables, hasta que las mismas supongan un 48% del consumo final de energía (suponiendo un 81% de la electricidad), junto con una mejora de la eficiencia energética hasta el 43%.

Todo ello, supondrá además un aumento de la electrificación de la economía hasta el 35% (el Plan anterior preveía llegar al 32%), lo que conllevará indudablemente un aumento de la demanda eléctrica.

 

En relación con todo ello, otra de las principales líneas de actuación del PNIEC 2023 es dar un mayor impulso a las energías renovables y en coherencia con ello, al almacenamiento y gestión de la demanda eléctrica, mejorando así la integración de las renovables:

El Gobierno, tampoco se olvida de la necesidad de rehabilitar viviendas, para mejorar no sólo su habitabilidad en beneficio de la ciudadanía, sino que también mejorará la eficiencia energética de las mimas, contribuyendo así a un menor consumo y por ende a una menor contaminación.

Además, y siguiendo la misma lógica no sólo de reducir las emisiones de Gases de Efecto Invernadero, sino también de ganar autonomía estratégica en cuanto a recursos al reducir la dependencia del exterior, el Gobierno pretende que para 2030, el parque de vehículos eléctricos sea de 5,5 millones.

El conjunto de las medidas que contempla el Plan, se prevé que además conlleve una reducción del gasto de los hogares en energía, pasando así de un gasto energético medio del 7,8% del presupuesto total de las familias en 2019, hasta un 5,7% a finales de 2030.

En adición a todo ello, la reducción de partículas y agentes contaminantes en la atmosfera, conllevará una mejoría en la calidad de vida de los ciudadanos, esperándose que para 2030, las muertes prematuras asociadas a la contaminación atmosférica, disminuyan hasta la mitad de las que se dieron en 2019.

En definitiva, la actualización del PNIEC 2023-2030 eleva la ambición climática y la capacidad de España para captar las oportunidades de la transición ecológica en materia de empleo, actividad económica, competitividad, salud pública y bienestar, a la par que protege el medio ambiente y combate el calentamiento global.