La UE aprobó el 17 de junio la Ley de Restauración de la Naturaleza. Con esta legislación se crea un marco para luchar contra la pérdida de biodiversidad y el cambio climático, donde se obliga a los estados miembro no solo a proteger la naturaleza, sino a restaurarla.
La biodiversidad alberga la amplia variedad de seres vivos que habitan el planeta Tierra y sus patrones naturales tras miles de millones de años de evolución. Es, por tanto, el término que incluye las especies vivas que suministran el sistema de soporte vital de la Tierra; una agrupación de plantas, animales, insectos y peces componen los ecosistemas que nos proporcionan comida, agua limpia, aire y energía.
En las últimas décadas la naturaleza y todos sus componentes, se han visto afectados por nuestro ritmo de vida -producción excesiva, globalización, contaminación etc.-. Observamos que las tasas de extinción en todo el mundo son entre 100 y 1.000 veces más altas que en tiempos prehumanos: el mayor evento de extinción desde que los dinosaurios fueron exterminados. Por ejemplo, en 50 años se han perdido más de la mitad de todas las aves, mamíferos, reptiles, anfibios y peces. Por otro lado, los bosques tropicales se están destruyendo a un ritmo sin precedentes: cada año se pierden 13 millones de hectáreas, un área del tamaño de Grecia. Aunque cubren menos del 7 % de la superficie de la Tierra, los bosques tropicales albergan aproximadamente el 50 % de toda la vida terrestre . Los suelos albergan una asombrosa diversidad de vida: entre el 25 y el 30 % de todas las especies de la Tierra viven en los suelos durante toda o parte de su vida. La biodiversidad del suelo se ve fuertemente afectada por las actividades humanas. Más del 75 % de la superficie terrestre de la Tierra ya está degradada y más del 90 % podría degradarse en 2050. En la actualidad existen más de 400 zonas muertas en los océanos de todo el mundo, principalmente como resultado de la escorrentía de fertilizantes que ingresa a nuestras aguas.
La UE trata de poner fin a esta situación, y para ello, se han creado una serie de medidas, que ponen el foco en la restauración de zonas naturales afectadas por la huella humana, y también en la conservación de dichos espacios. Estas medidas deberán cubrir al menos el 20 % de las superficies terrestres y marinas de la UE de aquí a 2030 y, en última instancia, todos los ecosistemas que necesiten restauración de aquí a 2050.
Medidas
- Se establecen objetivos para garantizar la ausencia de pérdidas netas y el aumento de espacios urbanos verdes en ciudades, pueblos y suburbios. Proporcionar un nivel mínimo de cobertura arbórea y proporcionar espacios verdes integrados en edificios nuevos y existentes y desarrollos de infraestructura contribuyen a estos objetivos. Los espacios verdes y la cubierta arbórea son elementos esenciales de la infraestructura verde urbana y benefician a las personas que viven en ciudades, pueblos y suburbios de manera ecológica, social y económica.
- Revertir la disminución de las poblaciones de polinizadores para 2030 y lograr una tendencia creciente para las poblaciones de polinizadores, con una metodología para el monitoreo regular de los polinizadores.
- Se apuesta por la agricultura extensiva. La obligación de alcanzar tales objetivos se aplicaría a los Estados miembros, no a los agricultores individuales. Los Estados miembros deben alcanzar esos objetivos poniendo en marcha medidas eficaces de restauración de las tierras agrícolas, trabajando y apoyando a los agricultores y otras partes interesadas para su diseño e implementación sobre el terreno.
- Restaurar hábitats marinos como lechos de pastos marinos o fondos de sedimentos que brindan beneficios significativos, incluso para la mitigación del cambio climático, y restaurar los hábitats de especies marinas icónicas como delfines y marsopas, tiburones y aves marinas.
- Identificar y eliminar las barreras que impiden la conectividad de las aguas superficiales, de modo que al menos 25 000 km de ríos vuelvan a fluir libremente para 2030.
Adopción del reglamento
El reglamento se ha adoptado con los votos a favor de Bulgaria, República Checa, Dinamarca, Alemania, Estonia, Irlanda, Grecia, España, Francia Croacia, Chipre, Letonia, Lituania, Luxemburgo, Malta, Austria, Portugal, Rumanía, Eslovenia, Eslovaquia, el voto en contra de Italia, Hungría, Países Bajos, Polonia, Finlandia y Suecia y la abstención de Bélgica. Los Estados miembros deberán presentar sus planes nacionales de restauración a la Comisión para su evaluación y tendrán que responder a las observaciones de la Comisión antes de adoptar los planes. También habrá un proceso de revisión periódica de los planes nacionales de restauración.
Casos de éxito
Restauración de camas de posidonia en España. La Posidonia oceánica es un tipo de pasto marino que se encuentra en el mar Mediterráneo. Los lechos de posidonia son centros ricos en biodiversidad, importantes para cientos de especies marinas diferentes. También protegen las costas de la erosión y almacenan y secuestran grandes cantidades de carbono, estimadas en medio millón de toneladas al año. A pesar de su valor, se estima que más de la mitad de los lechos de posidonia de Europa han resultado dañados o degradados.
Las aguas de Andalucía albergan alrededor de 6.700 hectáreas de praderas marinas, el 90% de las cuales están protegidas en 12 espacios Natura 2000. En 2010, un proyecto LIFE de la UE cartografió y estudió las necesidades de conservación de los lechos de posidonia en la región. Se tomaron medidas para reducir las amenazas actuales y permitir que el hábitat se recupere naturalmente. Desde entonces se han puesto en marcha varias iniciativas para restaurar los lechos de posidonia ya dañados. Por ejemplo, Red Eléctrica de España trasplantó fragmentos de praderas marinas y semillas cultivadas en condiciones de laboratorio a praderas degradadas, y el 90% de las praderas sobrevivió hasta el segundo año.