La nueva ley de residuos y suelos contaminados busca frenar el ‘dumping’ de residuos entre regiones
Imagen: Tom Fisk, PEXELS
En España actualmente se produce una práctica conocida como “turismo de residuos”, que se deben a los diferentes regímenes de fiscalidad entre Comunidades Autónomas. Son nueve las regiones que aplican un impuesto sobre el depósito en vertederos o sobre la incineración: Andalucía, Murcia, Baleares, Comunidad Valenciana, Cataluña, La Rioja, Cantabria, Castilla y León, Extremadura. El resto, se niegan a aplicar ningún impuesto, y esta disparidad provoca una suerte de “dumping fiscal” sobre los residuos entre regiones. Esto genera que en algunas regiones depositar una tonelada de residuos supone pagar más de 80 euros, mientras que en otras la factura oscila entre 0 y 20 euros.
Con la nueva ley de residuos y suelos contaminados, que entrará en vigor a partir del 1 de enero de 2023, se impondrá un sistema fiscal común para la eliminación de residuos. Buscando así eliminar esta situación que provoca fuertes distorsiones. La base imponible se aplicará sobre el peso de los residuos, contemplando 19 tipos impositivos según diferentes casuísticas. Este impuesto se dirige hacia tres actividades:
- La entrega de residuos para su eliminación en vertederos autorizados.
- El depósito para la supresión o valoración energética en incineradoras.
- La entrega para eliminar o valorizar los desechos en instalaciones de coincineración
Entre los objetivos de esta ley, más allá de frenar el “dumping” de residuos, se busca desincentivar las prácticas de gestión de residuos más nocivas para el medioambiente. Esto se hará encareciendo los procedimientos más nocivos, y abaratando los menos dañinos. De esta forma, la eliminación o vertido de residuos sin recuperación energética será más cara que la eliminación con generación de energía. A su vez, esta última será más cara que el reciclaje. De esta forma se busca influir en los responsables de la gestión de residuos para que reduzcan las prácticas como el vertido, la incineración o la coincineración, priorizando prácticas más respetuosas con el medioambiente como el reciclado y la reutilización.